Durante décadas, la insgnia Formstrip de Puma se ha sentido como en casa en las gradas de toda Europa.
Terraces («gradas»): sustantivo: inglés británico: TERR-iss: Parte de un estadio con escalones muy anchos donde los fans se sientan para ver el partido de fútbol.
Durante los últimos años de los setenta, los seguidores del fútbol volvieron a sus hogares en Reino Unido con otro tipo de trofeo: unas zapatillas.
Volvieron a casa tras varios días viajando en tren, llevando unas zapatillas con suela de goma maleable —más bien pensadas para el balonmano, el tenis y el fútbol sala, que fueron adquiriendo durante sus estancias en Francia, Alemania e Italia. Modelos de corte bajo y coloridos, con vaqueros oscuros y rectos o los icónicos pantalones de pana, que se convirtieron en los uniformes para ir a los estadios en las ciudades del noroeste como Liverpool y Manchester, en lugar de los colores del equipo. Vestir a juego con los colores de tu equipo pasó de moda, algo que hizo el padre de uno y, a partir de ahí, el término «clobber» se popularizó para describir dicho estilo. De primeras, no había un nombre que definiera esta subcultura emergente. No se trataba de un mod, ni de un punk ni de un Scally. Al final, «the look», tal y como se le denominó por primera vez por Merseyside, se extendió al resto del Reino Unido.
Terrace era algo más que una corriente estilística; fue una nueva era en los fans del fútbol. Sus seguidores, llamados Casuals, establecieron el verdadero significado de la cultura de las zapatillas en el Reino Unido. Lo que empezó como una tendencia prestada fundada en los estadios, se convirtió inadvertidamente en una declaración de moda; un movimiento que emergió del fútbol europeo con sus propios códigos, su manera de comportarse, su música, su tipo de peinado y un calzado propio. Se trataba tanto de saber de dónde eras como de con quién ibas y con qué tipo de zapatillas.
